viernes, 5 de junio de 2015

Revolución

La autentica revolución es cambio, una revolución en si no indica el sentido del cambio. Una revolución aparentemente puede ser violenta o pacífica.

Sin embargo en un mundo regido por la violencia y la ley del más fuerte (o del más rico) la única auténtica revolución posible no puede ser quedarse en la violencia ni por ello a través de la violencia si no que es hacia y a través de la paz y la armonía entre personas, tomando el ser de cada cual como un auténtico valor común. No su cuenta bancaria y su rentabilidad como economista domestico según la teoría capitalista, ni lo que es capaz de producir según las teorías de marx, como único valor para medir a una persona.

Por ello desde mi punto de vista la auténtica revolución es en nuestros corazones. En entender que en el fondo todos somos hermanos ni más ni menos que nadie. Y no aceptamos la autoridad de ningún valor promulgado que afirme que alguien pueda estar por encima o por debajo. Ya que cada vez que nos sentimos por encima o por debajo, cada vez que hacemos algo que permite que nosotros u otro estemos por encima o por debajo de alguien... estamos contribuyendo a que el mundo siga como está y no a la revolución tal cual yo la describo en el párrafo anterior.

Y, de verdad, si existen personas que no tienen lo suficiente, eso mismo recibiremos nosotros en algún momento. Y ayudar a esas personas es lo mejor que podemos hacer, y hacer que dependan del sistema sin involucrarse en él es lo peor que podemos hacer. Pero si dependen del sistema para aportar al sistema de modo que todos ganan no una ganancia cualquiera si no una digna que permita vivir y no sólo sobrevivir tanto al sistema como al que en el participa, entonces puede que todo sea perfecto.

Pero para para ello necesitamos Respetar a todos por igual, Dejar de tratar de vivir la vida de los demás y dejar a cada uno vivir su vida sin juzgarlo. Eso si es una auténtica revolución.

Primero sucede con tus personas más cercanas y tu familia.
Luego sucede con tus amigos y las personas que compartes tu vida en tu día a día.
Y cuando quieres darte cuenta eres consciente de que hay una especie que tienen tus mismas características. Dos brazos, dos piernas y una cabeza pensante y sintiente y que no parece que haya ninguna causa real para excluirlos a ellos e incluso eres consciente de que si alguna vez los has excluido de tu amor y aceptación eso mismo ha sido uno de los ingredientes imprescindibles del conflicto.

Eso es una autentica revolución, y lo contrario es vivir en el juicio, es que cada vez sentirás más cerca de ti los problemas. Cuando juzgues algo primero lo verás en el todo y cada vez lo verás más, en tu compañero, en tu amigo, al final lo verás hasta en tu pareja si sigues ese camino de soledad.

Y cuando esos tres pasos sucedan, el conflicto toma forma en tu cuerpo.

Más ellos, ni ese desconocido, ni ese conocido, ni ese amigo, ni esa persona cercana a ti tratan de juzgarte ni de cambiarte, sólo que respetes lo que es. Ni ellos pueden evitar ser eso en consecuencia de lo que tu te has definido. Cuando pises un pie a alguien no te sorprendas ni le reproches si este grita, por que es lo que hacéis, en ocasiones lo llamáis demagogia. Y el otro nunca grita por que piense que tu opinión no pueda ser correcta, si no por que piensa que quieres imponer esa idea al todo lo cual lo incluye a él. Por ello cuando hables no hables de la autentica revolución no hables de "cambiar al exterior" ni de "lo que debería seer", si no de cambiarse a uno mismo, de cambiar nuestra percepción pesimista del mundo en la que pensamos que la realidad es inmejorable y lo llevamos a cabo evitando que mejore.

No hay comentarios: