domingo, 25 de septiembre de 2011

Me apetece ser coleccionista

Toda la vida he andado sin rumbo, sin tener muy claro que cosas quiero, sin estudiar mucho en la escuela, aunque eso no me daba mucho problema para pasar a duras penas cada curso pues tampoco he sido un chico tonto.

Dando tumbos de aquí a allá llegué hasta mi situación, yo considero que la mía es una vida feliz, hago lo que quiero cumpliendo más o menos con mis obligaciones.

Nunca le hice daño a nadie, mas bien me lo hicieron a mi, pues no soy hombre de llegar a las manos con las cosas excepto cuando me veo amenazado físicamente, aunque esta ultima situación no ha ocurrido nunca aún.

A causa de eso he sido siempre un chico mas bien tranquilo, la gente no me suele decir nada y yo no les digo nada, tengo pocos amigos, y no muchos de verdad... aunque seria más correcto decir que desconozco si tengo amigos de verdad. Bueno, yo quizás si los considere así, pero ¿ellos me consideran a mí así? ¿Porque me importa esto?

Tengo miedos todos los días, tengo ilusiones a cada momento.... en definitiva: imagino mi futuro perfecto con bastante frecuencia.

Y meditando en esos futuros he ido paulatinamente llegando a tener una ilusión en mi mente, una ilusión imposible... un sueño perseguido por la ley, criticado por la ignorancia y aplastado por los políticos.

Me gustaría tener una colección... una colección gigantesca... y no una cualquiera... no me interesan ceniceros, ni chapas, ni llaveros, ni pines, ni chinchetas... no me interesa nada tan seco... tan... inorgánico...

Tampoco me interesan los vinos, ni la cocina de gourmet, ni los licores de reserva... pues estos productos orgánicos no los ves crecer con tus propios ojos. Además acostumbran a tener precios desorbitados

Veo interesante los cultivos de tomates, lechugas, verduras, frutas y hortalizas en general... aunque estos al ser tantas y tan variadas especies requieren de un conocimiento más extenso de la naturaleza. Y no tengo la posibilidad de coleccionarlo aquí, en mi pequeña y solitaria casa...

Es por eso que me interesé mucho por una planta en concreto. Esa planta que todos criticaban, que la tele me decía que era mala... Hable con amigos y familiares, algunos de estos tenían grandes conocimientos sobre ella, y les pregunté, averigüé, indagué... y por ultimo descubrí. Llegue incluso a tocar una, tenerla de cerca, en la flor de la vida... literalmente.

Me pareció que no tenia nada de peligrosa... mis amigos y familiares la quemaban e inhalaban su humo con diversos métodos, algunos la ponían en pequeños tubitos hechos de papel, otros la quemaban en extrañas pipas de cristal... otros usaban extravagantes artilugios eléctricos que decían que les proporcionaban mas sabor y efecto.

Me dieron a probar de aquella extraña planta, llevaba años rechazando ese tipo de proposiciones, pero lo cierto es que cuando quise ver un poco mas arriba de la visera de aquella gorra marcada con barras y estrellas observé la realidad de un modo muy distinto, vi que eso no era algo de malas personas ¡diablos! eran mis familiares y amigos, también me di cuenta de que no era algo que violentara a las personas como tanto me decían en el colegio y en la tele, y además que esas personas vivían perfectamente sus vidas, algunos incluso con mas éxito que yo... no podía ser malo.

La primera sensación fue en un buen lugar, tranquilo, lejos de la porra de la justicia, era un lugar no muy aseado, pero acogedor...
Recuerdo no haber sentido nada especial aquella noche, aparte del asqueroso resabor a tabaco, pues mis acompañantes lo mezclaban con aquella sustancia... y cuando el sabor del tabaco se me repetía en la garganta tenia nauseas... pero cuando probaba uno hecho al 100% de aquella mágica planta... todo era muy distinto.

La verdad es que aquellas primeras veces no me aportaron demasiado, pero me interesé en obtener de esa sustancia, de esa planta por mi cuenta.

Tampoco parecía muy difícil, un tiesto, unas semillas, agua, sol... y a disfrutar d la planta.

Medite mucho sobre aquella etapa... al fin y al cabo la planta era ilegal... si alguien la descubría podría meterme en problemas... pero no podía resistir la tentación, quería hacerlo. Tenia verdaderas ganas de cuidar esa planta, de verla crecer y seguir sus avances día a día.

En verdad lo más difícil fue qué planta plantar. Pues parece ser que había muchas variedades, escogí una cuyas características en tamaño se adaptaran a mis necesidades de esconderla.


Los días transcurrian lentamente, vi pasar todos los estados d la planta, cada avance significativo, cada día me detenía unos minutos a pensar delante d la planta mientras la observaba. La experiencia me gusto mucho más de lo que yo creía. Tanto así que tras eso quería plantar mas... tenia los frutos, las flores mágicas de aquella planta, y aunque disfrutaba catándola, lo hacia sobretodo por el placer de probar los frutos de mi trabajo y de mi cosecha, aunque al final le cojí el gustillo, y eso me llevó a poder catar muchas variedades de mis amigos y de toda aquella gente que me rodeaba.

Guardaba los botes de cristal de los garbanzos y las lentejas, tomaba bastantes de esos pues vivía solo y eran una comida rápida. También los de la mermelada aunque no consumía tanto de esto.

Tras su uso los desinfectaba y limpiaba con fuertes productos para que los olores desaparecieran y tras dejar que se secaran bien y asegurarme de que no tuvieran ningún resto los usaba para conservar aquellas plantas mías o de mis amigos que me habían gustado especialmente, ya fuera por su sabor, por su forma, por olor o color.
También tenía fotos de todas y cada una de mis plantas y de las d mis amigos. Plantábamos cada vez variedades más extrañas y extravagantes. El placer casi se hizo vicio, no el de quemarla, sino el de cuidar mas y mejores plantas...

Pero no debíamos de olvidar una cosa, la planta seguía siendo ilegal...

Pasaron unos años así, y un amigo mio calló en desgracia pues un agente de la "ley" vio desde una ventana su pequeño cultivo secreto, un descuido por su parte que le costó caro... En verdad lo peor no fue el dinero que tuvo que pagar de multa, ni el haber estado casi apunto de ir a la cárcel por narcotráfico, sino haber perdido toda la ilusión de la plantación de aquel año, pues le retiraron todo lo que tenia que ver con la plantación y cultivo, seguramente en dinero le costó mas eso que la multa en si, pero el dinero no era lo importante... era el insulto que le habian hecho...

¿Narcotraficante? ¿Como pueden decir que este nirvana sea malo? ¿Que problema tienen con que tu te plantes lo que te de la gana en casa? ¿Y que mas da si almacenas esas sustancias como un recuerdo? ¿Acaso no hay coleccionistas de vinos?

Imagínate... un sótano a la temperatura y humedad perfecta, lleno de tarros clasificados que conserven las mejores variedades y mas sabrosas, que al igual que el vino, mejoran con los años en los adecuados recipientes...

Ojala pudiera hacerme esa colección... sería mucho mejor que cualquier otra colección, porque cada una de las partes habría sido cuidada por mi, tratada por mi y almacenada por mi... pero eso hoy en día es imposible... el brazo fuerte (e ignorante) de la ley no sería capaz de comprender que yo guardara eso solo para mi disfrute personal, me caerían años por narcotráfico por un mal que yo nunca habría hecho.

Hasta luego, colección... quizás algún día puedas ser posible...

ACLARACION: ES UN RELATO ficticio que no me representa, aunque el mensaje es claro. xD