viernes, 13 de marzo de 2015

Informática cuántica.

La informática se rige por un sistema Binario. Es decir: unos y ceros. Unos y ceros se organizan para codificar-formar numeros. (00 01 10 11 100 101....) Los numeros a su vez se organizan en distintas codificaciones para representar caracteres. (abcd ABCD !"·$) Y con esos caracteres creamos codificaciones que en realidad son codificaciones binarias matemáticas que al procesarse como números se interpretan como letras y como todo lo que se ha convenido en el sistema informático para que puedan crearse programas que ejecuten procesos que tengan una consecuencia que se visualiza en nuestra pantalla que manejamos desde los dispositivos de entrada como teclado y el ratón.


Pero, hay una parte de esa informática que está siendo rediseñada. En el futuro no usaremos chips que sean circuitos sino que usaremos chips que observen el estado cuántico de los átomos del material que lo forma. De modo que contemplemos los 3 estados cuánticos del átomo: el 1, el 0, y el 2 ó 1-0. Este tercer estado es uno que puede ser cualquiera de los dos estados anteriores, o lo que és más: Contiene a los dos estados anteriores. Para entender esto hay que entender la metáfora del gato de schrodinguer.

Esta metáfora dice que si pusiéramos un gato en una caja cerrada junto con un dispositivo que al activarse mataría al gato, cuya activación depende de el estádo cuántico de un átomo (0,1,0-1) el Gato estaría tanto vivo como muerto hasta el momento en que abriéramos la caja.

Algo parecido decía Einstein cuando afirmaba que al lanzar un dado todas las opciones habían salido realmente para el universo, no sólo la que nosotros veíamos.

Entender esta compleja contradicción es lo que nos llevará a poder manipular estos ordenadores cuánticos pero también a entender muchas cosas de nosotros mismos. Porque ¿sabéis? nosotros también tenemos tres partes en muchos aspectos... Y el universo no crea la similaridad por casualidad sino por causalidad.

El universo es mucho más que polaridad universal. También es trinidad y todo ello sale de la unidad. Y de ahí se extiende como un árbol fractal infinito por y para siempre en el imparable fluir del aquí y ahora. Entender esto en profundidad y no en las palabras que yo lo expreso es la toma de conciencia que, de algún modo u otro, se está produciendo ya.

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