La felicidad es más prioritaria que el sentimiento de victoria y de tener razón al exponer certeza bajo un determinado punto de vista. Y eso es porque la victoria está en el interior.
La felicidad es más importante que preocuparme continuamente por situarme por encima o por debajo de los demás. Y eso es porque la experiencia me dice que el juicio es cansado y que no me aporta felicidad a largo plazo a pesar del placer de sentirse por encima del resto del mundo y/o de sentirse sumiso/protegido de el universo al que tememos.
La felicidad es más prioritaria que mantener la seriedad y la apariencia. ya que la apariencia sólo vale para los demás pero mi felicidad la tengo que sentir en mi mismo, y no puedo dar aquella felicidad de la que carezco.
La felicidad es más importante que la rentabilidad, que la eficiencia y que la ganancia física. La felicidad es más importante que cualquier valor material. Pues no tiene sentido buscar fuera lo que está dentro.
La felicidad es prioritaria ante los deseos, caprichos y apegos materiales. Pues es precisamente apegarnos a un proceso muerto en vida lo que nos causa el sufrimiento ante la evidente perdida que siempre se ve venir desde ese punto de vista interior eterno, al observar la efímera materia.
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