martes, 6 de mayo de 2014

El decálogo del respeto.

No es tan importante la opinión de la noticia como la evidencia de la percepción terrible de la noticia en si de aquel que la escribe o trata de promoverla y difundirla cómo de aquel que la lee y se identifica. Te dice su modo de ver el mundo y las cosas, te dice qué es lo importante para él o ella, para esa persona o grupo.

Así se ve como la corrupción suscita tanta indignación a unos votantes mientras que otros lo ven natural, o que la privatización de servicios públicos importantes para la supervivencia de la civilización como la alimentación, el agua, la energía, la sanidad o la educación suscite alarma en unos y alegría en otros, o que unos votantes piensen en la imposición de su opinión cuando se habla del aborto mientras que a otros apenas les llama la atención si los demás abortan o no pues lo respetan.

Sólo con ver aquello que unos y otros consideran terrible ya hay bastante.

Por ello:
Si piensas que algo que hace otro es tan terrible como para imponer tu punto de vista piensa otra vez.
Si piensas que la democracia está hecha para que la mayoría obligue a la minoría piensa otra vez.
Si piensas que sabes lo que es mejor para otro piensa otra vez.
Si piensas en juzgar constantemente a los demás por no ser como tu piensa otra vez.
Si piensas que eres incapaz de no juzgar a alguien al ver sus actos piensa otra vez.
Si piensas que la competencia es mejor que la cooperación piensa otra vez.
Si piensas que cualquier persona, grupo o valor material acuñado o sin acuñar está por encima de la vida y de los derechos básicos de las personas piensa otra vez.
Si piensas que actuar basándose en el miedo de que te dañen es mejor que actuar basándose en el amor de respetar a todos y su libertad piensa otra vez.
Si piensas que hay algo fuera de ti que tienes que cambiar piensa otra vez.
Si piensas que ser una buena persona con respecto a unos valores aprendidos es mejor que ser integro con lo que te dice el corazón piensa otra vez.


Aunque también está la opción de esforzarse por ver aquello que tus hermanos consideran magnífico en vez de enfocarse en lo terrible y luego tratar de fusionar sólo lo magnifico de cada parte allí donde sea necesario. Con voluntad de respeto todo encajará y los grupos se unirán en cooperación por un plan común y distinto que beneficia a todos. Pero eso sólo sucederá si dejamos de juzgar realmente lo que hace el otro y lo que es mejor para él porque de otro modo no llegaremos a un acuerdo. El sabe lo que es mejor para él, tu sabes lo que es mejor para ti. Llegad a un acuerdo donde los dos podáis vivir a vuestro modo en un mismo trozo de tierra, no parece tan difícil con el respeto. ¿no crees?

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