sábado, 23 de abril de 2016

ResilenteDependiente

El volcán temblaba, pues en lo profundo del cráter se miraban aquellos dos seres de piedra y agua.

El ser de piedra permanecía impasible cual estatua, más el ser de agua salpicaba, lo tocaba sin pausa

lo mermaba interiormente y le hacía temer su resquebrajamiento inminente.

Alargó su puño hasta el centro del ser licuado y alcanzó su corazón rosado

en sus manos la esfera de luz que lo contenía y la vida de este ser en su mano blandía.

Pensó en la esencia de darle una muerte definitiva, y en los porqués a la vista.

Observó que este ser nada le aportaba, que su esencia a él lo dañaba, que dolía cada palabra.

Y aplastó su corazón sin temor ni rencor. Con pasión sintió que esa era su elección.

El golem vio como el agua se tornaba polvo ante sus ojos, mientras un gas ascendía.

El suelo empezó a temblar, miro arriba buscando la salida. La erupción acontecía.

Salto tan alto como un gigante, por encima de nuestras posibilidades pues esto es poesía.

Bajo sus pies las rocas se agrietaban y metros más abajo el suelo resquebrajado dejaba ver lava.

El ardiente, rojo y rocoso "lícuo" empezó a ascender, sin consciencia ni aparente ser.

Saltó una vez más, aun cuando jamás uno puede imaginar que una roca puede lograr volar

Aterriza y ante los ojos del ser de roca una ayuda que su esencia invoca.

Un paso entre las rocas del cráter para salir antes de que la lava lo alcance

Saltó y saltó para salir y así lograr sobrevivir y ahí  vi algo más de lo que hay hasta aquí.

Aquel extraño ser trataba de subsistir al igual que tu y yo aún siendo una imaginación.

me vi en él, me vi siendo él y pensé. ¿A que temes roco-chimpancé? ¿es que no me ves?

Memoria del ser que para ti todo es cuando uno escribe o lee es la próxima e ineludible escapatoria.

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