martes, 30 de septiembre de 2014

Cataluña y España: El culebrón.

Erase una pareja amorosa. Uno estaba muy contento y satisfecho sexualmente, la otra parte se sentía cada vez peor consigo misma y no era feliz, cada día tenía más claro que no deseaba continuar con la relación.

Un día la parte menos satisfecha no aguantó más y le propuso a la parte satisfecha abandonar la relación. Aquello fue como un capazo de agua fria. "¿abandonar la relación? ¡si hago eso dejaré de ser feliz! ¡dejaré de ser quien yo soy! Y además ¡somos una pareja! si los dos no estamos de acuerdo con dejarlo no lo dejamos ¡y punto!"

Discutieron y pasó el tiempo. La tormenta se calmó pero los dos sabían que era sólo el ojo del huracán. Con el tiempo la parte menos satisfecha aprendió a quererse a si misma y aprendió que si ella era como ella era realmente y no como ella sabía que a su pareja le gustaba ella era feliz, pero su pareja entonces satisfecha ya no era feliz.

Entonces ¿hubo una autentica relación genuina de amor y respeto desde buen principio? ¿o sólo hubo un pacto en el que dos personas disfrutaban de estar juntas y se unieron temporalmente?

Y si una de las dos partes dejaba de ser felices ¿tiene realmente esa parte la obligación de permanecer junto al otro para hacerlo feliz aunque lo haya firmado con sangre? ¿porque iba otra persona a obligarte a hacer algo que tu realmente no deseas hacer? Al final todo colapsó, y la pareja satisfecha pensó que lo había perdido todo pero con el tiempo descubrió que podía ser feliz por ella misma sin esclavizar a nadie, y fue feliz. Y la parte insatisfecha aprendió a amarse a si misma y con ello encontró la felicidad. Y nunca ninguna de las dos partes dejaron de tener relación entre ellas, más cambiaron su relación de insatisfacción y de conflicto por una que les hacía felices.

Lo cierto es que ahora ellos saben que en el pasado nunca fueron felices, pues una parte entendió que nunca había sido feliz realmente sino que había sido feliz a través de la otra persona y el otro lado entendió que su felicidad no estaba siempre en cumplir los deseos de los demás y que para dar autentica felicidad y amor primero tenía que ser ella misma feliz.

Los años pasaron y sus vidas continuaron por separado y un día el destino los volvió a encontrar. Todo fue distinto. Dos ancianos mirándose a los ojos sin sexo ni pasión pero con amor verdadero: Sabiendo que sin ese pasado no serían lo que son ahora... Aquello a lo que vamos de camino a ser.

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