Es agradable saber que mi niño interior (al igual que yo de niño) no suelta ni una de las victorias que se le han co-n-cedido.
Un guardián incondicional de nuevas percepciones libertarias, la parte de mi que las disfruta cada mañana.
La parte de mi que me brinda amistad y ayuda amorosa, que me da paz y en mi reposa con la calma y sutilidad del alma.
La que no se acobarda, la que expresa rompiendo la presa derramando palabra a palabra
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